El viento de la esperanza
se muere bajo una flor.
En cada puerta que cierra
la entrada del corazón
se agigantan las mentiras
paridas por el temor...
Ya no sé qué dar a cambio:
si la vida o el dolor.
El viento de la esperanza
se duerme bajo una flor.
Ha llegado ya el momento
de demostrar el valor,
para que el tiempo no pase
sin que se escuche mi voz,
aunque no tenga palabras
y aunque no tenga ocasión.
El viento de la esperanza
se agita bajo una flor.
Cada mañana que nazca,
cada aurora, cada sol,
me pedirán cuentas de ello.
Si me duermo... Pero yo
no he de volver a la noche
sin encender un farol,
que el viento de la esperanza
palpita bajo una flor...

© 2001-2006 Andrés Navarro Herrera