Acaricia mi espalda suavemente
el húmedo contacto de la hierba,
mientras nace el rocío en mis ojos
como nacen arriba las estrellas...
Amanece la noche en mi mirada
y mi espíritu de pronto se libera,
y volando me adormezco entre las nubes
esperando que la luz me derritiera...
Y es la luz la que apaga mis temores,
la que pinta de verde mi tristeza,
es la luz la que llena mi silencio
de verdad, de razón y de inocencia...
Será la luz, corazón entre las flores,
el motivo principal de mi existencia,
el camino que recorro en cada sueño
cada vez que mis sombras revivieran...
Pero ahora, como siempre, he regresado
a mi cuerpo ensombrecido de fronteras,
y de nuevo siento el frío de la noche,
la misma soledad que ya sintiera...

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© 2001-2006 Andrés Navarro Herrera