Érase una niña
bajo un sombrero
que a su vez estaba
bajo un lucero.
Y el lucero llevaba
de sueño en sueño,
el corazón de la niña
por todo el cielo.
Y el cielo lucía
en cada verso
que la niña cantaba
en sus pensamientos.
Pensamientos limpios
como el universo
que se esconde en sus ojos
llenos de fuego...
© 2001-2006 Andrés Navarro Herrera