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Llega un momento en que el universo es mío... Los pensamientos se diluyen en un misterioso gemido. Un temblor sobre mi cuerpo me anuncia que algo dormido despierta bruscamente... ¡Tanta sed había tenido! Y entre tus manos, silenciosas, paso las horas perdido... No me vale cualquier cueva, cualquier casa, cualquier nido, ni el polvo que se levanta a cada paso en el camino... Sólo me vale una cueva, sólo una casa, sólo un nido, sólo el polvo que recubre las paredes del delirio... Y entre tus manos, silenciosas, paso las horas perdido...
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